Cuando no me acuerdo de algunas cosas las invento:
Ayer soñé que estaba en una casa, era enorme y tenía un patio más grande aún. Por alguna razón habíamos muchas personas encerradas en esa casa. Ahora no recuerdo ninguna – Artistas circenses se me ocurre – Yo dormía en una de las piezas, hacía un poco de frío por lo que estaba tapado con muchas mantas, y hasta usaba un gorro de lana. La pieza estaba cerrada y no tenía ventanas, o estaban cubiertas. Además era de noche así que no veía nada. Justo antes de que despertara alguien abrió la puerta, se asomó y me pidió que me levantara. Cuando salí al comedor vi sobre la mesa mucha comida, muchas cosas distintas: panes, salsas, carnes, muchas ensaladas, mucho vino, en fin, de todo. Probé algunas cosas – en los sueños puedes comer infinitamente y las cosas saben mil veces mejor, o peor –
Cuando amaneció me acerqué a la reja de afuera. El día empezaba apenas con esa luz media azulada justo antes del amanecer, donde todo se alarga un poco y se hace mucho mas lento, donde te demoras el doble en hablar y todo es más poético. Puedes decir: “me pica el culo” y sonará hermoso, y mejor si es dentro de un sueño: una maravilla. Bueno, me asomé a la reja y mire hacia fuera. La calle estaba en bajada y los focos públicos no se habían apagado. Como estaba muy cansado me senté apoyado en la reja, cerré los ojos. Escuché entonces un grupo de gente subiendo por la calle, era de noche nuevamente, y el frió era unas cien veces mas mortal que la madrugada. Alguien salió de la casa para abrir la puerta a esas personas que venían llegando. Se saludaron todos como viejos amigos, pero me pasaron por alto a mi, que no me conocían. Todos, excepto una chica – que en la vida real no veo hace mucho – La alegría que sentí al verla fue inmensa y para ella también lo fue. Nos abrazamos y nos dimos muchos besos, luego nos abrazamos una vez más y nos quedamos así, en parte por cariño, pero también por frió.
Después de pasar toda la noche así abrazados llegó la hora de la despedida. No nos dijimos nada, no nos preguntamos nada, incluso podríamos estar equivocados de persona. Nos separamos lentamente porque nos unían la escarcha, las babas y algunos hilos de arañas. La mire fijamente queriendo decir un montón de cosas: lo siento, como estas, te he echado de menos, te puedo dar un beso, vámonos juntos, y un largo etc. Todo sonó tan ridículo en mi cabeza que solo sonreí. Ella me devolvió la sonrisa y justo antes de soltar mis manos me dice: veamos una película?
El cielo era azul, la brisa refrescante, los pájaros cantaban… afuera de mi casa hay arbustos y yo quiero a la iris bustos. La sensación que me embargo fue mil veces mas intensa y profunda que mil orgasmos tántricos de orden subliminal tercero. Si!!! Ella después de años de ausencia, después de nunca estar realmente juntos, después de una cierta indeferencia, después de no quererme como yo la quise, me dice a mi, después de pololear muchos años, de cambiarme de carrera, de innumerable noches de insomnio, de trabajar, de hacer el amor, y de, en fin, morir otras tantas veces.. Me pide que vaya a ver una película con ella, una película que tiene un nombre prohibido, y que es un montón de días, de caricias, de miradas y comentarios absurdistas. La gloria me abruma. Y justo antes de terminar su frase, y antes de que yo baje de mi clímax, alcanzo a preguntar entre balbuceos: cuando? Teniendo en mente claro que podría ser nunca, su tiempo, el mío, cosas así.. Mi alma de cae poco a poco a su morada mortal. Pero justo antes de que toque el borde de la ilusión me responde: ahora.
No me queda mucho que decir. Pocas personas podrían haberme matado así en un sueño, menos en la realidad. El resto del sueño seguía un poco así, aunque no tenga mucho sentido continuar:
Nos unimos nuevamente en un abrazo, esta vez con más besos y una nueva sensación vibrante entre ambos. Alrededor nuestro algo surgió. De la calle vino un alboroto, alguien gritaba, se escuchaban pasos agitados, personas pedían ayuda y gesticulaban con los brazos levantados. Yo separé apenas mi cara de la suya para ver un poco sobre su hombro. Le habían disparado a alguien. Una persona estaba tirada en el suelo desangrándose e intentaba gritar, intentaba, porque la sangre se agolpaba en su garganta provocándole arcadas y dándole un tono de voz gutural y gargageante. De cuando en cuando escupía o vomitaba, que en su estado era lo mismo. Intentó un par de veces ponerse de pie, pero definitivamente su cuerpo estaba preocupado de algo mas importante que de mantener su equilibrio. Yo sabia que ella escuchaba todo, que debajo de sus ojos cerrados lloraba y pedía a Dios por el tipo, aun así, por alguna razón no quería soltarme y se aferraba a mí como si fuera yo el que estuviera muriendo. Intente dar unos pasos para alejarla de la escena pero no quiso moverse. Por el contrario, sus pies permanecieron fijos en el piso y sus dedos se enterraron en mi espalda con fuerza. Entonces comprendí. Comprendí que ella había perdido alguna vez y que revivía en ese momento, aquel cuadro conmigo. Pero esta vez no perdía y solo me hacía testigo de su sufrimiento, participe de su ausencia. En fin, el tipo murió y nosotros seguimos abrazados, al menos por un par de madrugadas más. Vimos mas muertes claro, y vimos también nueva personas llegar a la casa, algunas de las cuales me conocieron antes, pero al verme ahí parado en medio del patio abrazado con esa chica solo atinaban a hacerme una señal con la mano, y a pensar tal vez algo sobre mi, probablemente bastante lejano e impersonal, y admitir que esa chica les recordaba a alguien en mi vida, pero que seria imposible que el mundo funcionara de esa manera.. Explotaría sin duda!! ese tipo de certezas que tiene la gente.
Y la película, claro que la vimos. Pero eso, quizás, sucedió en otro sueño.
