2.4.09

Poema 4

Me aterraba perder,
extraviar a veces ese camino olvidado
cubierto de polvo y con rocas que vibran a los lados.

Me doy cuenta que siempre temo un poco
verme obligado a luchar peleas que no son mías.
Pero que confrontaciones realmente me pertenecen?.
Pensar que soy siniestro,
pensar que soy tan etéreo que desaparesco a mi mismo,
o quizás pensar que soy tan parte de ese lado esquivo de mi mismo,
de esa parte que solo encuentro cuando estoy totalmente solo,
cuando me desilusiono,
o cuando la fiebre me llega a los cuarenta grados como ahora;
que quizás no alcance a encontrar nadie dentro del delirio.

La muerte llega siempre tan pronto?
tan apresurada que no alcanzo a sufrir un dolor tan intenso
que me eleve hacia el techo rompiendo las tablas
para encontrar sobre mi habitación
la suya?.

Un rincón oscuro lleno de tesoros.
Mis cuadernos perdidos y dentro de ellos
mis poemas olvidados.
Ella recorriendo cada línea..
siendo Laura, o la chica del metro,
en fin, cada mujer anónima que llamó la atención.

A veces, cuando viajo por la ciudad
siento que desde algún lugar detrás de mí
me roban el aire, contemplan mis pensamientos.
Es para mí como un pequeño piquete para llamar mi atención
y cuando volteo para mirar
siempre espero encontrar a la misma chica.
Pero nunca la veo, nunca.
Tal vez...
solo una vez, muchos años atrás.
Aquél fantasma indefinido
que me observaba sonriente desde el fondo de la micro.
Que me decía con unos ojos de fuego:

"Soy tu muerte, tu perdición
El hierro ardiente que marcará tu frente por siempre.
Soy el camino sin retorno,
el hada vengativa y carente de moral
que te quemará hasta las cenizas."

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