Siento un dolor que me es conocido. Todo atisbo de felicidad, todo placer, toda esencia a desaparecido. Caigo fulminado por un rayo que me parte en dos, que me quema desde adentro. No se que hacer conmigo mismo. Hacia donde caminar, que desear, que creer. Porque ahora no creo nada. Para mí ahora no existe nada, al menos, no más de lo que alcanzo a sentir como un profundo dolor. Siento una muerte, un abandono, y una impotencia por no poder alzar las manos y aferrarme a algo. Solo aleteo en el aire, y el sonido es como de hojas secas.
La música alrededor mió se ha hecho silencio. Mis pasos transcurren ahora entre rocas afiladas que cortan mis pies. El cansancio me rinde. De rodillas siento aun la mano que me desgarra desde adentro. Es la muerte. No puedo hablar, no puedo moverme, no puedo llorar. Es aniquilación. No hay futuro, no hay esperanzas, no hay determinación. Todas las profecías erróneas, todos los cálculos equivocados. Los paisajes a mí alrededor se vuelven incoloros y las aves en el cielo disminuyen su velocidad hasta detenerse y caer pesadamente al suelo.
No tengo refugio ni hogar. He roto una vez más conmigo mismo y mi único deseo para ese ser ajeno es la decapitación. No creo, no creo, no creo. Lo único tangible es el vació, el silencio, la ausencia. Estoy totalmente libre, pero atrapado en la carencia de un destino. A medida que mi nombre ya no se pronuncia, soy olvidado. No encuentro puentes, no encuentro lazos. Soy nada, y nadie.
2.9.08
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)

1 comentario:
te re entiendo, me pasa tanto aveces, solo me senti un poquito identificada con algunos dias mios, y nada, te deseo que estes bien, sr extraño. un abrazo, de onda :)
Publicar un comentario