9.1.09

Cuentos encontrados en el camino

Un hombre que vive en una casa abandonada.

La casa está habitada por entes que se le manifiestan en forma de pensamientos e ideas.

" - Hay 3 puertas: la puerta principal por donde se ingresa a la casa, la puerta que da a la terraza y la tercera puerta, la que da al patio de atrás.
- La tercera puerta... nunca ha sido abierta, no desde que Gretel y yo la bloqueamos.
- Pero es necesario que esa puerta sea abierta... "

El hombre comprende así que debe acceder de alguna forma al patio trasero, cuya existencia hasta ahora desconocía. Vaga por la casa agitado porque no pueda abrir la puerta, pues ,para empezar, ni siquiera la ve. La puerta no existe.

El hombre comienza a pintar. Pinta la casa, escenas que transcurren o transcurrieron dentro de ella. Con el pasar de los días no solo se limita a pintar las escenas, las actúa. Busca entre trastos abandonados un trapo del color adecuado, encuentra uno verde que le gusta. Lo viste y camina por la casa.

El hombre va por la casa representando escenas cotidianas, conversando...

- Está lista la cena?
- Mati, apaga esa luz por mí.
- Cierra la puerta por favor, gracias.

Con el tiempo la casa se expande. Al entrar o salir de las habitaciones el hombre va encarnando a las personas que alguna vez cruzaron esas puertas. Como Horacio, el afinador de pianos, cuando entra el comedor. O Susana cuando sale de la habitación principal y entra al pasillo que lo lleva al estudio.

Finalmente, un día, mientras llevaba el desayuno a Clarisa, su esposa enferma, siendo él, Carlos, un actor que había perdido su trabajo. Ve, al final del oscuro pasillo que lleva a la bodega una puerta que no había visto antes.

- Mi amor, a donde lleva esa puerta al lado de la bodega?

Clarisa no responde. Deja la bandeja sobre una mesita y se acerca lentamente hacia la puerta. A medida que se acerca el pasillo se hace más amplio, el techo más alto, y de la cocina llega un delicioso olor a cazuela.

Grita con una voz aguda:

- Mamá, falta mucho para el almuerzo?
- No hijo, unos minutos nada más.
- Puedo salir a patio a jugar?
- Bueno, pero no te ensucies.

Daniel corre entonces hacia la puerta que da hacia el patio. Al otro lado lo espera su perro Brinco. De la emoción casi bota una planta y un florero. Finalmente llega hasta la puerta, en el marco distingue una figura, es un hombre.

- Niño, me abres la puerta?... Ábrela para que juguemos con tu perro.

***

Un hombre que entra a una casa abandonada. Al entrar ve la habitación desparramada, en el piso, un único cuadro, una macabra escena: un perro abierto en dos, un niño degollado y el asesino con el cuchillo aún en la mano. Un escalofrío recorre su espalda, se sienta para poder respirar y escucha lo que parecen ser voces. Las voces se atropellan al hablar, pero algunas sobresalen. Un hombre pidiendo que le abran, un niño gritando y el pintor que le ruega: no abras. El hombre se levanta alarmado, se pasa la mano por la frente, está sudando. Comienza a reir.

- Desde cuando creo en fantasmas...

No hay comentarios: