18.9.08

V

I parte
II parte
III parte
IV parte



En mi desesperación por encontrar LA respuesta me acerco y lo miro directamente a los ojos. Se que ya no tiene obligaciones conmigo ni con el mundo en general. Busco y busco en su mirada alguna pista, pero veo un ser transparente, a través de él veo el río, y más allá el cielo, el mar, islas y tormentas. El me mira con un rostro eterno. No sé que edad podría tener, no sé si está triste o contento, si se siente avergonzado o intrigado. Tal vez, es todo a la vez, si eso es posible. Solo sé que él está ahí y que yo solo estoy en función de lo que al le parezca, soy su creación. En este punto me avergüenza, ser tan poco, tan invisible, tan lleno de cargas que me hacen ser demasiado liviano para dejar huellas, ser una pintura un poco descolorida ¡Pero no, hay un camino, hay una manera, hay una trampa que se puede hacer contra todo lo que nos ata y nos bloquea, todo lo que nos quita la posibilidad de ser verdaderos! Le pregunto con la mirada. Y en el instante en él que el comprende la pregunta y me da la respuesta: Una sonrisa. Me doy cuenta de lo inútil que es soñar, de lo vano que es imaginar, que la existencia está siempre un poco más acá, más sensualmente cerca, físicamente táctil de lo que imaginamos. Me doy cuenta que su respuesta es fútil, que yo ya he abandonado, tanto como él, cualquiera atisbo de inexistencia. Me doy cuenta que el sigue sonriendo, que se corre un poco y mira hacia el río, que yo me acerco a la orilla y veo el río también, y que ahí abajo, muy abajo veo mi reflejo distorsionado por las olas. Me veo a mi mismo, totalmente solo, que he abandonado todo, que soy todo lo quiero ser, que soy mi sueño, que soy mis deseos, que soy todo lo que puedo alcanzar a crear, otro mundo, otra realidad. Y así, totalmente libre, salto a la culminación final.

Ahora, en el aire entre el puente y las aguas, donde el tiempo se detiene y pareciera suspenderme entre mil paisajes a la vez, escucho por fin el silencio, y detrás, la voz de todo lo que fui, soy y seré. Y veo, claramente, el lugar hacia donde me dirijo: una nueva vida, para un nuevo yo.

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